El conjunto de Caballito derrotó a Gimnasia y Esgrima por 3 a 0 con goles de Gastón Moreyra, Pablo Palacio, y Nicolás Retamar.
Ganó Ferro y ha sido justicia. En el Arquitecto Ricardo Etcheverri, los porteños fueron más que un Gimnasia y Esgrima que en dos juegos consecutivos disputados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires terminó con las manos vacías.
El 1 a 0 fue una obra de arte. Iban media hora del período inicial cuando el interminable Hernán Grana trepó por derecha y descargó hacia el medio para Moreyra. El canterano giró sobre su eje, se sacó de encima la marca de Hernán Pellerano, y en el mano a mano la tocó a un costado de Julio Chiarini para abrir la cuenta.
La ventaja se amplió a los 25 minutos del segundo tiempo en una gran jugada colectiva. Pablo Alvarado tocó con William Machado y el uruguayo cedió para Martín Campos que asistió con un pase sutil a Palacio. El ex Independiente Rivadavia picó al vacío, quedó cara a cara con Chiarini, y la picó para desatar el delirio en Caballito.
Gimnasia de Jujuy, golpeado por una brecha que ya precía indescontable, sufrió un tanto más sobre le cierre en una réplica saborsa que liquidó Retamar con un tiro cruzado. Ferro goleó, gustó, y ganó. Pero además de todo, el 3 a 0 entusiasmó a un pueblo que sueña con ese regreso a la elite.